Los realizadores hablan (2a parte) - Guillermo del Toro y sus inicios en la creación de efectos especiales.

 
Los siguientes fragmentos han sido extraídos y traducidos del libro "The Faber Book of Mexican Cinema" que recopila entrevistas a distintos realizadores mexicanos contemporáneos. En el libro se relatan detalles sobre cómo se conocieron los realizadores, cómo realizaron sus óperas primas y cómo enfrentaron el hecho de hacer cine en México y su paso hacia el extranjero. Las entrevistas fueron realizadas entre 2002 y 2004 en Londres, México, Los Ángeles y Nueva York y han sido traducidas por motivos académicos y didáctivos. Espera una nueva entrega de estas fascinantes historias cada semana en nuestro blog . Crédito de Traducción: Raphael Lopzva

Los miedos de Guillermo del Toro

Guillermo del Toro: Para mí mi infancia fue la más brutal y escalofriante de todos los periodos de mi vida. Creo que los niños reaccionan muy natural al horror, quizá en una forma más natural y pura que los adultos pues están más expuestos a ello. El horror viene de lo desconocido y tú reaccionas con horror a cosas que tú desconoces. ¿Por qué el terror es tan popular? Porque es una fascinación mórbida que es parte de la naturaleza humana, todavía secretamos esa fascinación. No en todos, pero sí en la mayoría de la gente. ...Nos hace, yo creo, más humanos el estar en contacto con un lado oscuro. Y es un hecho que hubo un tiempo cuando las primeras civilizaciones creían que el mundo se creaba y destruía cada día y cada noche. Esto muestra cuan grande nuestro miedo a la oscuridad era. El otro poder que tiene el género es que no hay otro cuyas imágenes se queden dentro de nuestra mente tan fuerte. Por ejemplo, hay millones de personas en el mundo que todavía no pueden meterse a al mar por “Tiburón” o darle raid a alguien por “La Masacre de Texas”.

Recuerdo que me quedaba hasta muy noche sin permiso de mis padres para ver un programa que se llamaba “Rumbo a lo desconocido”. Recuerdo que mi hermano y yo vimos un episodio llamado “El mutante”; Me aterré con el maquillaje que Warren Oates usaba en ese episodio y me fui a la cama bien espantado. Mi hermano mayor se puso dos huevos fritos de plástico sobre su rostro y las zapatillas de mi madre vendadas a la cabeza para luego deslizarse hasta mi cuarto.  ¡Me espanté muchísimo! Después de eso, comencé a despertarme en la noche y veía monstruos en todo el cuarto. El diseño de nuestra  peluda alfombra de los 60, se convertía para mí, en unas olas de dedos verdes. A veces estaba tan asustado que si necesitaba ir al baño para orinar, prefería hacerlo en mi cama. Por supuesto que me castigaron por eso, así que finalmente le dije a los monstruos que si me permitían ir al baño en la noche me convertiría en su amigo. Desde entonces, he tenido una relación muy íntima con las criaturas.

Debo decir que viviendo en México, estuve expuesto a muchas imágenes y situaciones muy brutales. Vi mi primer cadáver a la edad de cuatro. Fue en un accidente de carretera. Veníamos del Lago de Chapala y un automóvil rojo venía rápido que casi nos pega y recuerdo a mi padre decir claramente, “Esos se van a matar y unos pocos kilómetros después el mismo carro estaba volteado y un chavo estaba llorando y sangrando al lado de la carretera. Él tenía una botella de tequila en su mano. Había otro chavo con su trasero expuesto y no tenía cabeza. La cabeza estaba dos metros adelante colgada de unos alambres de púas. Eso, y además las imágenes religiosas muy sangrientas que tenemos en México, se combinaron para darme una relación muy íntima con la muerte a muy temprana edad.

El punto es que tengo una imaginación muy activa. Yo viví con mi abuelita durante muchas semanas y solía dormir en un cuarto viejo al final de un gran pasillo, y en la noche yo veía, como si fuera una película en cámara lenta de super-8, una mano que salía detrás del closet y luego aparecía una cara de una cabra. La veía claramente, por supuesto que debió estar en mi mente pero era increíblemente real para mí.

Hasta estos días no sé cómo estar solo. Cuando conocí a mi esposa, fue la primera vez en mi vida que pude dormir en paz. Antes de eso era un insomne. Pero desde que ella ha estado a mi lado, han sido veinte años de sueño tranquilo.

En cuanto a las películas, de hecho me comencé a fascinar por las estrellas de cine de horror. No estaba consciente de los directores, pero sí del tipo de películas que hacían. Mis tres actores favoritos de niño eran Boris Karloff, Vincent Price y Peter Cushing. Los buscaba en las películas porque aún no sabía nada de los directores. Buscaba las películas en las que ellos salían como si se tratase de una garantía para mí de una buena película de terror.

El chico de los efectos

Cuando hice mis cortos en Super-8 en Guadalajara yo no tenía a nadie que me hiciera los efectos. ¡De hecho, no tenía a nadie que hiciera algo por mí!. Yo hacía el catering, la iluminación, la post del sonido, hacía todo. Poco a poquito otras personas comenzaron a pedirme que les hiciera efectos para sus películas. Tuve un accidente de motocicleta con mi esposa que me puso en cama durante varias semanas. Decidí entonces aprender el arte de manera profesional para poder ganar un poco más de ventaja para mí y comenzar a prepararme para Cronos. Cronos me llevó ocho años hacerla y uno de los primeros obstáculos que tuve cuando hablaba con los productores  era cuando me preguntaban “Bueno, ¿ Y quién te va a hacer los efectos para la película?” entonces les decía “¡Yo!” y ellos se mostraban desconfiados de mí para el nivel de efectos que se requería.

Me inscribí en un curso impartido por Dick Smith (Artista de efectos del Padrino, El Exorcista, Amadeus, entre otras) y durante mis días de cama procedí a hacer una serie de sketches a lápiz y pluma y algunos efectos crudos de maquillaje. Dick Smith me dijo que le había gustado como delineaba mis dibujos pero no el esculpido o los accesorios. Él pensó que su curso me ayudaría a hacer mi película y por eso me animé a intentarlo. Y literalmente tomé el curso y luego obtuve un trabajo al mismo tiempo.

Recuerdo que estaba una vez haciendo unos storyboards para una secuencia de acción en una película mexicana llamada “Morir en el golfo” (1990) y Guillermo Navarro era el director de fotografía. Guillermo era famoso en México por ser de carácter fuerte, y cuando yo llegué al set, todos me habían dicho que él estaba de muy mal humor y que no debía provocarlo. Bueno, yo soy famoso por ser imprudente, así que ahí estaba parado junto a la cámara y sugerí que cambiaran el lente para una toma. Él estaba mirando a través de la mirilla de la cámara, se detuvo y volteó para mirarme y me dijo, “A ver, chavo, ¿Tienes si quiera una chingada idea de lo que el lente está viendo?” Y yo me puse inmediatamente rojo y le dije, “Te voy a enseñar lo que este puto lente esta viendo” y caminé justo en frente de la cámara. Guillermo sonrió y dijo, “Me caes bien...” Desde ese momento rara vez tenemos un mal día.

Guilermo además me presentó a mi productora de mucho tiempo, su hermana Bertha Navarro. Él sugirió que Bertha produjera Cronos. Así que fui a conocerla y ella me contrató para hacer los efectos y el maquillaje de “Cabeza de Vaca” (1991). Yo le pregunté “¿Qué tanto de trabajo se necesita?” y ella dijo “En el peor día vas a tener que maquillar no más de 200 extras.” Le dije, “¿Puedo contratar a un asistente?”.

Y me aventé toda la película con la ayuda de un asistente y mi esposa, una gran proeza. Bertha reconoció cuan loco yo estaba en términos de compromiso y le encantó eso y se ofreció a leer mi guión. Así como Guillermo es un hermano, yo siento a Bertha como una de esas madres que te encuentras por ahí. Amo  realmente a Bertha y nunca olvidaré que ella creyó en mí, un chavo de veintitantos de Guadalajara que quería hacer su gran proyecto de vampiros.

Guillermo Navarro y yo confiamos el uno en el otro implícitamente. Sólo tuvimos una diferencia una vez, muy al inicio de Cronos. Él me dijo, “Ok, voy a hacerlo en la forma que tu quieres y luego lo checamos” Vimos la toma a su manera y luego la vimos a mi manera y la suya era infinitamente mejor. No teníamos problemas de ego y entendíamos que colaboración es colaboración y entonces éramos libres de sugerír cosas el uno al otro. Hasta hoy, él entiende que no soy territorial pero si me encargo de hacer la composición y los planes para el movimiento de cámara de tal manera que si alguien tiene una idea diferente, esta tendrá que ser estudiada minuciosamente. En términos de luz puedo decirle a él lo que quiero en términos de cuanta oscuridad y cuanta luz necesito y ya le dejo a él la ejecución completa. Realmente confío en Guillermo completamente.



En la próxima entrega hablaremos sobre cómo Guillermo Del Toro termina de realizar Cronos y cuando viaja al Festival de Cannes para presentar la película, su duro regreso a México y su paso a los Estados Unidos para hacer Mimic.. (Continuará)

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