La buena onda del cine - Los realizadores hablan (1a parte)

Los siguientes fragmentos han sido extraídos y traducidos del libro "The Faber Book of Mexican Cinema" que recopila entrevistas a distintos realizadores mexicanos contemporáneos. En el libro se relatan detalles sobre cómo se conocieron los realizadores, cómo realizaron sus óperas primas y cómo enfrentaron el hecho de hacer cine en México y su paso hacia el extranjero. Las entrevistas fueron realizadas entre 2002 y 2004 en Londres, México, Los Ángeles y Nueva York y han sido traducidas por motivos académicos y didáctivos. Espera una nueva entrega de estas fascinantes historias cada semana en nuestro blog . Crédito de Traducción: Raphael Lopzva


Sobre cómo se conocieron Emmanuel Lubezki, Alfonso Cuarón y Rodrigo Prieto.


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Emmanuel Lubezki: Yo quería hacer foto fija desde muy chico y las únicas dos opciones en México eran la escuela de arte o la escuela de cine. Me decidí entrar a la escuela de cine y después de una semana me di cuenta que estaba enganchado y que iba a fotografiar cine.
           
Mi mayor influencia fue que en realidad no me gustaban las películas mexicanas y no podía entender realmente por qué. Pensaba que había algo mal en mí, pero en lo que me concierne, yo no las veía bien. Había algo en el tono de muchas películas, hablando en términos de actuación o en el hecho que la mayoría de los casos el sonido estaba mal y eso las hacía muy difíciles de ver, hablando del cine de oro mexicano, pero bueno, se entendía por la época… Lo que realmente me molestaba eran las películas de los 70. No había realmente una industria, sin embargo se hacían películas. 

Había peliculitas de bajo presupuesto donde las mujeres invariablemente eran todas prostitutas y los hombres machos. Esas películas eran verdaderamente horribles y tampoco me gustaba lo que IMCINE estaba haciendo, que era favorecer a directores intelectuales.




En la escuela de cine, nos dimos cuenta que nunca seríamos capaces de hacer una película, ya que todas las que se hacían en aquel tiempo eran para satisfacer principalmente una demanda de habla hispana en ciertas comunidades de América. Nuestra idea era comenzar a hacer nuestra propia compañía mientras estuviéramos en la escuela de cine y hacer algo de dinero haciendo una película para este tipo de mercado. Así que una noche fuimos a una cafetería y escribimos el peor guión que pudiera existir. Decidimos filmar “Camino largo a Tijuana” (1991) en video y venderla y usar el dinero para hacer una película que realmente quisiéramos hacer. Terminé produciendo la película y convenciendo a Luis Estrada, un colega de la escuela de cine, de que fuera el director. Su padre era ya un famoso director entonces y tenía un catálogo de actores y gente que estaban interesados en apoyarnos. Así que de pronto esta peliculita se convirtió en algo grande.



Recuerdo que conocí a Alfonso mucho antes de la escuela de cine. A veces topábamos en fiestas o visitando los mismos círculos medio hippies, medio izquierdistas intelectuales de clase media alta. Nos gustaba incluso la misma música y las mismas películas y solíamos ir a un cine donde pasaban las mejores películas del mundo – Tarkovsky, Pasolini, Antonioni. Nunca había visto un cine así antes. No éramos amigos todavía en esa época, pero lo veía entrar y salir cada semana, generalmente con una chica diferente… Luego comencé a trabajar para él después que nos conocimos en la escuela de cine y simplemente nos convertimos en equipo. Es difícil de explicar, porque pasó muy natural. Nos gustaban y nos disgustaban las mismas cosas y nos atraían las mismas historias. Teníamos también motivaciones similares. A veces cuando trabajábamos, no teníamos que hablar del concepto del proyecto, porque ya estábamos en la misma sintonía. Rodrigo Prieto y yo trabajamos juntos en “Sólo con tu pareja”. Yo sabía desde el momento en que conocí a Rodrigo que se convertiría en un gran cinefotógrafo, mucho mejor que yo.



Rodrigo Prieto: Yo estaba todavía en el CCC cuando trabajé para la película de "Sólo con tu pareja". Alfonso y Emmanuel vieron algunos de los cortos en los que había trabajado y me preguntaron si me gustaría formar parte de la segunda unidad. Yo brinqué de alegría al ver la oportunidad pues me encantaba su trabajo, especialmente su película “Bandidos” (1991), en la cual Emmanuel había sido el fotografo. Yo hice “´Solo con tu pareja” gratis y me encantó la experiencia. Lo que tenía que hacer era igualar la iluminación de Lubezki y en cierta forma fue fácil porque me había gustado su enfoque. 

En "Sólo con tu pareja" estuve por mi cuenta con un asistente de cámara, rogando por unos lentes y se me permitió hacer algunos inserts de condones y boletos de avión. Lo bueno que fue una segunda unidad muy pequeña. Poco después, hice mi primera y segunda película, pero esta experiencia me dio la confianza para saber que yo podía iluminar escenas y que funcionaría. Si mi trabajo  le debe al de Lubezki, la verdad es que sí. Me ayudó mucho.


De más joven filmaba películas de terror y de ciencia-ficción en super-8 y me dí cuenta que quería hacer cine. Apliqué para el CCC y tomé las tres extensas partes del examen. La primera  vez no me admitieron en la última fase. Al principio me deprimió bastante, pero al final fue bueno porque ese año comencé a trabajar con fotografía fija y me di cuenta que me llamaba mucho la atención la imagen, la iluminación y la composición. Cuando apliqué de nuevo al siguiente año me di cuenta que quería saber más de foto y seguir de cerca a la cine fotografía. La primera vez que apliqué quería ser un director. Cuando fui admitido ya tenía ese año de experiencia a mi ventaja y entendía de iluminación. Durante mi primer año todos dirigimos cortos y participamos en las películas de otros. Luego me di cuenta que estaba más emocionado por ser camarógrafo de mis cortos que dirigirlos. Ese fue el momento en el que supe que esto era lo que quería.



En esa época, me interesaba especialmente el trabajo de Nestor Almendros, Sven Nykvist, Jeff Cronenweth y Vittorio Storaro. Todos tenía estilos diferentes. Almendros y Nykvist eran muy sutiles y realistas mientras que Storaro y Cronenweth eran más estilizados… …es difícil de explicar pero en culturas como en México, las cosas son muy visuales y dramáticas. Se te queda pegado de alguna manera. 

Con mi generación había un sentido de competencia amistoso. Todos estábamos pendientes de lo que el otro hacía y esperábamos al menos que fuera tan bueno como el otro o incluso mejor. Había un sentido de camaradería y competición que nos impulsaba a todos. Eso fue realmente bueno para mi caso pues terminé trabajando para mucha gente con la que empecé. Por ejemplo, fui asistente de cámara para Carlos Marcovich en algunos episodios de una serie de televisión llamada “Hora Marcada”. Esta serie trataba principalmente de historias de terror y era parecida a la “Dimensión Desconocida”, pero se detuvo cuando estuve a punto de fotografiar. Al menos fui asistente de cámara. Fue muy divertido y emocionante porque en cierta forma muchos de nosotros así comenzamos. Creo que Guillermo del Toro dirigió algunos episodios y también Alfonso Cuarón.




En la próxima entrega hablaremos de cómo Guillermo Del Toro se inicia en la creación de efectos especiales para financiar su propia película... (Continuará)

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