COLABORACIONES
Cine
chileno
Juan
José González Mejía
La
nominación del filme chileno No,
dirigido por Pablo Larraín, al Óscar por Mejor Película de habla no inglesa
oxigena una vez más al cine latinoamericano, y en esta ocasión es plausible el
asunto porque (a diferencia de la cinta española Lo imposible/ 2012, de J. A.
Bayona, que busca el gusto y el mercado anglosajón entiéndase hollywoodense),
el tema abordado por Larraín es inamoviblemente local: el plebiscito nacional
convocado por el Sí o por el No en 1988 para la continuación del régimen de
Augusto Pinochet.
Pese a que la actuación de Gael García
Bernal deja mucho que desear, la hábil narración de Larraín y la textura del
formato de video usado (U-matic de ¾) le otorgan a la película un hálito cuasi
documental que enriquece la historia contada.
Sin embargo, sería oportuno darle un repaso a los hacedores
del chileno actual; entre ellos destaca Alicia Scherson, nacida en 1974, quien
entregó con su ópera prima Play/
2005 una mirada deslumbrantemente contenida e intimista que oscila entre un Hal
Hartley revisitado, un Almodóvar estilizado y un Bresson bien asumido.
Una de las constantes de las primeras películas son los
marcos de referencias establecidos (eso que Octavio Paz llamaba “homenajes y
profanaciones”) que exudan, necesariamente, sus directores. Y Scherson no es la
excepción.
El discurso fílmico desarrollado por Scherson en Play, capturado en un
espléndido video digital de alta definición, gracias el eficaz Ricardo de
Angelis (Hombre mirando al sudeste), está plagado de guiños a otros
directores: Subiela, Ruiz (amén de los anteriormente citados).
Soportando un tono de fábula o moderna comedia
existencialista salpicada de Street
fighter, de cine naturalista, lo cierto es que Play – desde los créditos iniciales - nos
acerca a una alteración deliciosa de la realidad en las vidas de sus dos
protagonistas principales: Tristán/ Andrés Ulloa y Cristina/ Viviana Herrera.
Si Cristina destila su devenir en el cuidado de un enfermo
inmigrante húngaro/ Francisco Copello, leyéndole El National Geographic y
jugando videojuegos, Tristán verá derrumbada su vida después de un asalto (algo
similar con el personaje de Lolo/
1991, de Francisco Athié), amén del abandono de su mujer.
La saturación de un naturalismo visual de las calles bien
retratadas de Santiago con el cruce de personajes desbordados en riberas
ontológicas (como la mamá ciega de Tristán que es amante de un mago argentino,
le otorgan a Play un estilizado tono único, genuino para
ser ópera prima.
Si bien el asunto en apariencia inquietante de vigilar y
beber la vida de otros (Cristina se entromete en el mundo de Tristán por el
portafolios de él que se encuentra en un basurero) no quiebra, por fortuna al
filme, y sí le da impulso emocional para entablar fugas de la existencia misma
a través de lo onírico, lo rayano (cuando Cristina lucha como su heroína Chun
Li al defender a una niña de una furibunda mujer).
Play se encuentra disponible en DVD en Zafra Cineteca, en calle Mata 46, en el
centro de Xalapa…
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