Hadewijch, de Bruno Dumont
Por Juan José González Mejía
Bruno Dumont/ Francia- 1958 es un cineasta poco convencional al cual, si revisamos algo de sus cuatro filmes La vida de Jesús/ 1997, La humanidad/ 1999, Pasiones salvajes/ 2003 yFlandres/ 2006, advertiremos que en su quinto trabajo, Hadewijch/ entre la fe y la pasión/ Francia-2009, Drumont afronta el pulimento de sus obsesiones estilísticas: personajes en apariencia comunes cuya frontera moral oscila entre la violencia contenida (contraria a la genética pregonada por Cronenberg en Una historia violenta/ 2005), casuística en un contexto específico, y el derrumbe de andamiajes emocionales frágiles.
La joven Céline/ Julie Sokolowski, estupenda lleva a su tope la premisa mística de la monja beguina Hadewijch de Amberes, de vivir en sacrifico el amor de Cristo, en su encierro conventual. Y ante su auto exigencia de entregarse a Dios mediante el flagelo físico de no comer, no abrigarse, sólo estar rezando, la madre superiora la manda al mundo real de nuevo para que si su “camino es Dios enfrente pruebas más duras”. En su hogar burgués empero no encontrará su sino espiritual severo y, ante una vuelca de tuerca en el guión, Céline conocerá a dos jóvenes musulmanes: Yassine (Yassine Salihine) y su hermano, Nassir (Karl Sarafidis), quienes la enrolarán en un submundo hasta ese entonces desconocido por ella donde el fanatismo, ahora ya no pasivo como el de su mote Hadewijch, sino activado en una premisa temible, el terrorismo.
Si nos enfrentamos a las palabras del propio Dumont dichas en su visita a México, a propósito de la promoción del dicho filme: “Es una película sobre el poder del amor que es perdido y la gente mata por amor y eso se ve en la obra. La protagonista está enajenada por Dios; el filme también habla de la superstición que puede llevar a la mente a volverse demente y el único verdadero amor es el humano”, tendríamos que preguntarnos si en verdad está consciente de que su película admite otras lecturas menos académicas que las que propone. Aunque nunca se aportan las causas de su exacerbada devoción hacia Cristo, entendemos que Céline persigue una suerte de purificación ideológica, lo mismo que Yassine y Nassir y he aquí la pepita de oro del filme: la cruzada emocional-místico de Céline que cabe en estos versos de la Hadewijch histórica: “Dirígete enteramente en amor/ hacia Dios el dulce, que te creó,/ y que te ayudó en esto,/ en que vivas entre gente/ que siente un amor elevado por Dios.”
Sólo así se concebiría un guión que a ratos da la impresión que tomó rumbos seudo políticos cuestionables sobre los extremismos religiosos en vez de una reflexión moral y ética sobre la condición humana ante derroteros ideológicos, tal y como lo hizo en su posterior cinta Fuera de Satán/ 2011. Hadewijch está disponible en DVD en Zafra Cineteca, sito en calle Mata número 46, en el centro de Xalapa…
http://www.youtube.com/embed/wAPDPU9ePCw?feature=player_detailpage
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