El Análisis Lumiere - Si quieres pasar miedo



Por Pablo Cuevas

 ¿Es la nueva versión de Evil Dead la mejor prueba de que el miedo en el cine ya no es el de antes?
Hay quien dice que en el mundo del espectáculo y entretenimiento, es más difícil hacer reír que hacer llorar. Cierto no, lo que sí nos queda claro es que el séptimo arte es ante todo, una fuente generadora de sentimientos que buscan salir a la superficie mediante esas historias que nos sentamos a ver ya sea en nuestras casas o en la cálida oscuridad de las salas de cine.

De acuerdo con Paul Ekman, un reconocido psicólogo que escribió los libros que inspiraran series de TV como Lie To Me, descubrió a mediados de los ochentas las llamadas microexpresiones  (momentáneas e involuntarias expresiones faciales mostradas en la cara de los humanos de acuerdo con las emociones percibidas), y más importante aún, se percató de que dichos gestos son universales y superiores a factores físicos, culturales y sociales. Me he desviado un poco del ámbito cinematográfico para poder explicar de una manera más sencilla, que los humanos a pesar de toda su complejidad, son siempre vulnerables cuando de sentimientos y emociones se trata (a menos que sea un T-800 enviado del futuro)

Podremos entonces coincidir que uno de los sentimientos más poderosos, envolventes y hasta útiles, es precisamente el miedo. Las películas son uno de los mejores lugares para encontrar el miedo y terror (que si bien no son sinónimos, en este artículo los usaremos como tal con meros fines prácticos) de manera voluntaria. Guionistas a lo largo de la historia han creado estupendas tramas que son capaces de sobrevivir a la implacable prueba del tiempo y hacernos brincar del susto cada vez que la vemos.

Lo interesante del género es que el abanico de posibilidades y de tipos de tramas es inmenso, y sería bastante tonto limitarse a las películas norteamericanas o incluso a los grandes clásicos cuando uno habla o escribe sobre el terror en las pantallas grandes. Cada país, cultura sociedad e individuo tiene una percepción totalmente única del miedo, una forma particular de sentirlo y a su vez, superarlo. Es por eso que el miedo en el cine se nos presenta ahora como un ente supremo, que incluso cuando tiene tantas maneras de ser representado a través de la visión de cineastas tan distintos entre sí, el objetivo sigue siendo el mismo: que el espectador se sienta incómodo durante las dos horas que invierte en ver la película.


Desafortunadamente, éste objetivo muchas veces no es logrado y llega a ser ignorado. Es mucho más difícil encontrar una buena historia que te ponga los pelos de punta con tan sólo contarla bien en una noche de tormenta con tus amigos, que lograr una imagen aterradora auxiliándote de los efectos visuales, porque después de todo, eso se puede conseguir con una computadora adecuada. Así que no sólo los blockbusters de acción y superhéroes deben cuidar que los efectos especiales estén al servicio de la trama –y no viceversa-, sino también el género de terror actual debe tomar esto en cuenta, pero simplemente parece que aún muchos no se percatan de tal situación.    


J.J Abrams explicó durante su conferencia TED que la clave de hacer buenos remakes no está en revitalizar los efectos especiales, sino en saber detectar las características que hicieron venerables a las cintas originales. Según J.J, muchas veces lo que hay que copiar no es la acción, sino el personaje. Evil Dead que acaba de ser estrenada ayer en México, es la prueba más reciente de que el miedo en la pantalla grande podría estar viviendo una crisis silenciosa que aparentemente nadie quiere admitir. Después de tantos intentos, nos debemos remontar al año de 2005 para encontrar en El Exorcismo de Emily Rose la última película realmente bien lograda de posesiones demoníacas. Es una pena que directores como Daniel Stamm (de quien recomiendo revisar su entrevista para la revista estadounidense FilmCourage) que tienen innegable talento detrás de cámaras, sean posteriormente responsables de bodrios como El Último Exorcismo y de ahí en adelante su trayectoria sea perdida de vista. Y es aún más vergonzoso que se trate de encontrar nuevas historias donde ya no las hay, y de haberlas, que no exista un sentido común de creatividad y sólo se busquen los números de taquilla ante las emociones de la audiencia (entiéndase El Último Exorcismo Parte II, que tiene un promedio de 4.0 en escala de 10 en IMDb). En 2013, mis apuestas están con Carrie, que con el nuevo trailer lanzado hace unos días, revive mis esperanzas de que Hollywood aún tiene blockbuster con terrorífico potencial.


Creo que experimentar es una de las mejores apuestas que tiene el  género de terror en el cine actual, y ya ha demostrado que podría ser efectivo bajo ciertas condiciones. Por ejemplo, de Terror en Chernóbil podría rescatar la inteligente narrativa visual, que se une a la moda d cámara en mano pero sin la necesidad de un personaje que sostenga la cámara y grite durante toda la peli, consiguiendo así una interesante sensación de cercanía a la acción para el espectador.
Para finalizar, creo que para nosotros los espectadores siempre existe la opción de buscar en los estantes empolvados, en internet o en los anaqueles de rebajas, ésas pequeñas cintas que sin necesidad de atiborrarse de CGI, cuentan historias que siempre nos hacen querer dejar la luz prendida después de que apagamos la tele. Para mí, ésas son las mejores.  

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