Por Juan José González Mejía
Una real y la otra ficticia. La primera, Lo imposible/ España- 2012, dirigida por Juan Antonio Bayona (el mismo de El orfanato/ 2007), recrea una historia real vivida por la española María Belón y su familia durante el tsunami del 26 de diciembre de 2004 en las costas del sudeste asiático, particularmente en Tailandia.
Rodada en inglés y con un elenco enteramente hollywoodense (para tener mayor distribución internacional, indudablemente), Lo imposible cuenta la historia de una familia americana en las costas tailandesas durante las navidades de 2004. Así, María/ Naomi Watts (nominada al Globo de Oro por esta actuación), su marido/ Ewan McGregor y sus tres hijos pequeños, viven una auténtica odisea.
Bayona logra un filme bien facturado, tanto en lo técnico (con eficaces efectos especiales) como en la narrativo, aunque se quede a medio camino del tono parco o el melodrama edulcorado. De allí que el diálogo breve de Geraldine Chaplin con el hijo menor de María sea oportuna para rasurar algún directo chantaje emocional al espectador.
Sin duda, Lo imposible supera en mucho las propuestas del cine de desastres que han tenido corrida comercial en años recientes.
La segunda, Una aventura extraordinaria (Life of Pi)/ China- EUA- 2012, dirigida por el solvente Ang Lee, se asoma a la propuesta literaria de la novela homónima de Yann Martel para contar, en un esplendoroso 3D, una épica cinematográfica inteligente y acertada.
La vida de un joven de la India llamado Piscine Molitor Patel/ Shuraj Sharma, conocido simplemente como Pi, es llevada por Lee a niveles fantásticos con el uso de la tecnología digital pero con aterrizaje ontológico, es decir, hondura en los personajes.
Desde un niño y adolescente Pi en la búsqueda de una creencia religiosa definitiva (y definitoria), hasta el esbozo de la situación política en la ciudad de Pondicherry que obliga al padre Pi, dueño de un zoológico, a emigrar con todo y familia y animales en una barco hacia Canadá, el filme cumple bien con el riesgo de la voz en off del narrador (Pi adulto) ante el escritor/ Rafe Spall que dará a conocer su historia.
La despiadada tormenta que azota al barco influye sobre el destino inmediato del joven Pi, quien en una barca endeble en compañía de un orangután hembra, una hiena, una cebra y un tigre de bengala (llamado Richard Parker por razones risibles de creer), vivirá, como dice el título en español, un aventura extraordinaria.
Contra lo que pudiera pensarse, Lee toma distancia lacrimógena del relato y cuenta lo más realista posible (si cabe esta palabra) la desgracia del joven Pi, quien compartirá la travesía con el dichoso tigre el cual nunca pierde su condición salvaje…
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