Cloud Atlas de los hermanos Wachowski y Tom Tykwer - La Opinión

Por Juan José González Mejía

Es inseparable, para un artista, lo privado de la obra que realiza. Y para los hermanos Wachowski, creadores de la trilogía de Matrix, no es la excepción. El cambio de sexo de Larry (ahora llamado Lana Wachowski) sí es útil mencionar para intentar adentrarse a Cluod atlas/ EU- Alemania- 2012, la nueva obra fílmica de este par de creadores portentosos quienes sumaron a su ámbito de interés al germano Tom Tykwer (Corre, Lola, corre) para dirigir en triduo un filme tentacular y poliédrico. 

        
Basada en la novela homónima de David Mitchell, Cloud atlas es a la vez compleja pero predecible o, mejor dicho, discursiva, reiterativa en su línea toral: la intemporalidad de las emociones y temores humanos.

         Como si se apegaran a la máxima borgeana de “todos los hombres son uno solo”, los Wachowski y Tykwer urden las seis historias en diferentes tiempos: 1849 (sobre un asunto de esclavitud y moral), 1936 (la vida de un joven músico inglés talentoso), 1973 (la resolución de thriller con reactor nuclear de por medio), 2012 (las transas de un editor literario), 2144 (la conspiración en un mundo de clonación de robots serviles) y 2321 (la era postapocalíptica). 

 
          Si bien la coralidad de personajes (apoyados por caracterizaciones hasta de seis por un actor) y los efectos visuales funcionan en razón de una edición pulcra, es en el discurso proto filosófico con tufos de literatura lo que hace que el guion no cuaje del todo. 

        Por una parte, es entendible la ola de referencias fílmicas (Metrópolis, Soylent Green, Blade Runner, y Matrix lógicamente) sin embargo la redundancia de los motivos (por decirles de algún modo) existenciales, orwellianos, teológicos, tautológicos y totalizadores de la condición humana que cada personaje repite, especialmente la cyber/ Doona Bae, derriten las intenciones intelectuales del filme, llegando a puntos chocantes y ramplones al citar, textualmente, a Solzhenitsyn y a Berkeley (“ser es ser percibido”). 

         El filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky dijo en una entrevista para La Jornada, en marzo de este año cuando vino a nuestro país, que estamos viviendo una nueva etapa a la cual él llama híper. “Híper, apunta Lipovetsky, significa la desaparición de los antiguos límites institucionales: el Estado, la religión y la familia, principios que frenaban la modernización extrema. En uno de mis libros planteo la hipótesis de que ha nacido una nueva etapa en la modernidad. Esta nueva etapa es híper, y no debemos olvidar que la modernidad tiene algunos problemas, como su dependencia de la lógica de la técnica, la cual propone sin cesar realidades que van más rápido y más lejos,” 

          En estos términos es que podemos decir que Cloud atlas es un filme híper por querer parecer moderna desde su fondo y forma; de allí que la utilización de actores en roles femeninos y actrices en masculinos sea efectivo, aunque nos queda la duda inmediata: ¿no es acaso Intolerancia, realizada en 1916 por D. W. Griffith, la primera película híper al contar, como Cloud atlas, varias historias en diferentes épocas? 

         Cloud atlas cuenta con las actuaciones de Tom Hanks, Halle Berry, Jim Broadbent, Susan Sarandon, Doona Bae, Hugh Grant, Hugo Weaving, Jim Sturgess, James D’Arcy…

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